Hace unos días llegó a mi correo un mail con la historia que os dejo a continuación. Muchas veces hablamos de convocatorias de TCP, de requisitos, de cursos de Tripulantes de Cabina, de trabajo… Hoy os quiero compartir un caso real para que veáis que muchas veces, las cosas necesitan tiempo para hacerse realidad.
Me hice TCP de casualidad
Ésta es la historia personal de Ángel Lozano, un chico de 26 años que quiere compartir con vosotros su experiencia para ayudar y motivar a las personas que estáis esperando por vuestras alas.
En verano de 2018 y tras un largo día de trabajo, Ángel volvía a casa bastante confundido. Seguro que a ti también te ha pasado alguna vez: esos días en los que no sabes si seguir con tu trabajo, volver a estudiar, cambiar de profesión o irte a dormir durante 30 horas seguidas, como mínimo. Ángel tenía uno de esos días y al llegar a casa vio, entre sus mails, una oferta formativa para hacerse tripulante de cruceros. Lo descartó al momento porque él no se veía en el mar.
Hablando con su familia, su madre le propuso formarse como Tripulante de Cabina de Pasajeros. Le encajó. Le gustó tanto la idea que al día siguiente llamó a la escuela de TCP y se matriculó. ¡Eso sí que es rapidez!
El curso de TCP en la escuela y los idiomas
Ángel dice que se apuntó para probar. Creía que le gustaría pero no fue hasta que le dieron el temario del curso de TCP que descubrió su amor por la aviación. «Era un reto para mí —cuenta Ángel— y aunque no había volado mucho previamente, me atrapó desde el primer día»
Puso su empeño y su esfuerzo y aprobó el curso en primer convocatoria. ¿El problema? Su inglés era muy justo y tenía un nivel muy básico. En Bachillerato le había costado aprobar inglés, así que ese fue otro aliciente para mejorar porque él mismo comprobó que sin inglés no se iba a ningún sitio. Se presentó a Ryanair y no fue posible así esa fue la señal para preparar bien el idioma.
Poco tiempo después llego la pandemia y parecía que todo se desvanecía delante de él. Tantas horas, tanto esfuerzo y tantas ilusione… pero Ángel sabía que cuando todo pasara, haría lo posible por seguir luchando por su sueño: volar.
Durante este tiempo siguió aplicando a convocatorias de tripulantes de cabina, sin suerte alguna. Primero Etihad, WizzAir, Ryanair. Nada.
La llamada que tanto esperaba: Volotea
Pasaban los meses y él no se daba por vencido.
Una mañana del mes de febrero, Ángel recibe un mail de Volotea, aerolínea a la que hacía un tiempo que había aplicado, preguntándole si seguía interesado en el proceso de selección. Por supuesto que estaba interesado, así que poco tiempo, la compañía le anunciaba que había pasado la fase en inglés y que se podía preparar para la personal.
Se la prepara a conciencia centrándose en qué tiene que comunicar y cómo hacerlo. Mientras tanto, él sigue con su trabajo y al cabo de unas semanas, llega la ansiada noticia: base Bilbao, formación en Toulouse, examen y mudanza a base.
Estamos super contentos de poder compartir esta historia de Ángel, os animamos a todos a que no ceséis el empeño por conseguir vuestras alas y os dejamos con su consejo:
“Si quieres algo, si de verdad lo quieres, con esfuerzo, constancia, sacrificio y sin dejar de soñar, todo llega. Ahora lo puedo decir bien alto: soy Cabin Crew”
Ángel Lozano (TCP VOLOTEA)