Compañías aéreas, escuelas de TCP u otras empresas relacionadas con la aviación que nos ofrecen sus consejos y recomendaciones especiales para tripulantes de cabina de pasajeros.
Entrevistamos a Eugenia, presidenta de Aviación Sin Fronteras y Cabin Crew Analyst de Iberia Express
Eugenia ha construido a lo largo de estos años una trayectoria envidiable, donde su pasión por volar unida a su profundo compromiso social la han llevado a destacar no solo en el ámbito aeronáutico, sino también en el humanitario. Con más de tres décadas de experiencia en el sector aeronáutico, su trabajo como TCP, Cabin Crew Analyst y presidenta de Aviación Sin Fronteras España refleja una forma de entender la aviación que va mucho más allá del servicio a bordo: una manera de ayudar a las personas más necesitadas y dar alas a quienes más lo necesitan. ¡Descubre su historia en esta entrevista!
Esta es una profesión con la que muchos sueñan desde pequeños, pero ¿por qué decidiste ser TCP?
Desde pequeña he volado y siempre me han fascinado los aviones y los aeropuertos. Sentía una conexión muy especial con todo lo que implicaba estar entre las nubes. Esa emoción fue creciendo conmigo, hasta que convertirse en tripulante de cabina se volvió una decisión natural. Es una profesión que me permite estar en un entorno que siempre me ha hecho sentir en casa.
Durante estos años has volado en varias aerolíneas hasta convertirte en jefa de TCP de Iberia Express cuando despegó la compañía aérea en el año 2012. ¿Cómo ha sido tu experiencia en los distintos proyectos?
He tenido la suerte —y el reto— de formar parte de proyectos desde sus inicios. En Air Nostrum, hace más de 30 años, empecé el curso de TCP sin que aún hubiera llegado el primer avión. Luego llegó Clickair, donde tuve la oportunidad de crear el primer equipo de tripulantes, y más tarde Iberia Express, otro proyecto que construimos desde cero. Es un trabajo que requiere dedicación, visión y mucha ilusión. Seleccionar a los tripulantes, acompañarlos en su formación, identificar los perfiles que mejor representen a la compañía… todo eso forma parte de una labor clave. Al final, los TCP son la cara visible de la aerolínea, quienes transmiten sus valores en cada vuelo.
Toda esta experiencia te habrá hecho participar en numerosos procesos de selección y entrevistar a cientos de aspirantes a ocupar el jumpseat de un avión. ¿Qué valoran las aerolíneas a la hora de seleccionar a un TCP?
Lo que más se valora es el compromiso. No solo con la empresa, sino también con el cliente. Tener ganas de trabajar, ser riguroso y consistente con los procedimientos y, al mismo tiempo, atender y cuidar al pasajero. El cliente busca puntualidad, eficiencia, comodidad, pero lo que realmente marca la diferencia es el trato humano. Hacer que cada pasajero se sienta único. Cuando volar se ha vuelto un acto cotidiano, destacar es tan sencillo —y tan importante— como poner el corazón en lo que haces.
¿Qué consejos darías a todos aquellos que ya han acudido a varias entrevistas y aún no han sido seleccionados?
Que se preparen bien cada entrevista y que las primeras impresiones cuentan, y mucho. Mostrar compromiso, tener actitud, querer dar la mejor versión de uno mismo… todo eso se nota. La amabilidad, aunque parezca algo pequeño, puede abrir muchas puertas. Es una cualidad que no cuesta nada y que, sin embargo, transforma por completo la percepción que dejamos en los demás.
Actualmente compaginas tu labor como TCP con la de presidenta de Aviación Sin Fronteras. ¿Cómo nació este proyecto y cuál es su labor?
Aviación Sin Fronteras España nació en octubre de 1999, a raíz del encuentro entre una auxiliar de vuelo española y compañeras de la afiliada francesa, Aviation Sans Frontières, que se encontraban en plena misión humanitaria. Desde entonces, la organización ha crecido gracias al compromiso de voluntarios, tanto del sector aeronáutico como de fuera de él. Yo llevo colaborando desde hace muchísimos años, y hace apenas unos meses, con el cambio de junta, asumí la presidencia. La ONG trabaja para poner la aviación al servicio de quienes más lo necesitan: niños que viajan a España para ser operados, transporte de ayuda humanitaria, visitas a centros vinculados con la aviación, y proyectos educativos en países en desarrollo.
¿Qué papel tienen las tripulaciones y las aerolíneas que colaboran con vosotros?
Las tripulaciones pueden hacerse socias y utilizar sus billetes de compañía para participar activamente en las misiones. Las aerolíneas colaboran donando vuelos o Avios solidarios –en el caso de Iberia-, lo que nos permite llevar ayuda allí donde más se necesita. Es una forma muy bonita de sumar desde lo que cada uno puede aportar.
¿Qué misiones y proyectos se están desarrollando actualmente?
Actualmente seguimos trabajando en varias líneas de acción, tanto dentro como fuera de España. Una de las más significativas es el proyecto de becas educativas en Burkina Faso, que busca apoyar la formación de niños y niñas en situación de vulnerabilidad. También mantenemos activos los programas de acompañamiento médico, mensajería solidaria y actividades de sensibilización vinculadas al mundo de la aviación. Cada iniciativa responde a una necesidad concreta, y todas comparten el mismo propósito: transformar vidas desde el aire.
A lo largo de este tiempo os habréis enfrentado a desafíos e historias inolvidables. ¿Qué experiencia ha sido la que más os ha marcado?
Cada misión es especial y todas te dejan huella. La última ha sido en Perú, adonde llevamos de 500 kilos de material humanitario y estuvimos varios días con una campaña de vacunación, pero todas en las que he participado me han enseñado algo y me han hecho crecer, tanto profesional como personalmente. Son vivencias que te transforman y te recuerdan por qué merece la pena seguir adelante.
