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Pasajeros al borde de un ataque de nervios

by Carlos

Medias de repuesto, chaleco reflectante, neceser, libro de anuncios al pasaje… Un TCP lleva de todo en su maleta, pero quizás uno de las cosas que más aparece y que casi nunca suele faltarnos son los bolígrafos. Da igual en que bolsillo metas la mano que siempre encontrarás uno. El que te regaló tu madre para que vayas a juego con el uniforme, el del hotel de Málaga, el que tuviste que pedir prestado porque ninguno de los tuyos tenía tinta o aquel par de bolis que te regaló tu aerolínea al comenzar a trabajar.

Hay tantos tipos de bolígrafos como artículos promocionales, pero existe un lugar donde se juntan todos los amantes de este tipo de productos, FITUR.

Agendas, calendarios, bolsas, mochilas, powerbanks o botellas son algunos de los artículos promocionales, como los que tiene Maxilia España que nos podemos encontrar en la Feria Internacional del Turismo, que este año tiene previsto llevarse a cabo del 19 al 23 de mayo en Madrid.

A pesar de la pandemia, los tiempos han cambiado y en los últimos años ya no era tan habitual ver en aquellos vuelos de Madrid en época de FITUR a pasajeros cargados con bolsas llenas de merchandising pero si que recuerdo especialmente uno de mis vuelos en mis inicios en la aviación en el que desapareció una bolsa de estos codiciados productos.

Era uno de los últimos vuelos del día y además era el último día destinado para profesionales en la feria. Mientras mi compañera recibía a los pasajeros yo me encargaba de acomodar a los pasajeros y agilizar el embarque lo máximo posible para no perder el slot pero, tras ayudar con algunos abrigos y bolsos pequeños vi venir a un grupo con varias bolsas entre las que destacaba una por compartir colores y logo del avión en el que iban a volar.

Aunque estos aviones no destacaban precisamente por ofrecer mucho espacio para guardas las pertenencias de los pasajeros pudimos encontrar espacio para todas las bolsas pero el problema vino al desembarcar… Cada pasajero comenzó a coger su bolsa pero llegó un momento que quedaron dos pasajeros y ninguna bolsa por recoger. Ahí se desató el caos.

  • Señorita, faltan nuestras bolsas.
  • ¿Disculpen de que bolsas hablan?
  • Si, aquellas naranjas, rojas y amarillas que hemos traído y nos has colocado por todo el avión porque no había espacio sobre nuestros asientos.
  • Un momento, vamos a mirar por si han podido desplazarse…

En ese momento me temí lo peor, uno de los bienes más preciados por aquellos pasajeros había desaparecido. Quizás podía haberlas cogido algún compañero de su grupo u otro pasajero que se pensó que era un souvenir como lo son a veces los chalecos salvavidas…

  • Perdonen pero no hemos encontrado ninguna bolsa de esas características, ¿está seguro que no lo haya podido guardar todo en su maleta de mano que le han retirado los compañeros a pie de avión?
  • Si si, estoy seguro. ¿Cómo iba a guardar la taza, el polo, la alfombrilla del ratón, los posavasos, el abanico…?
  • Lo lamento pero a bordo no ha quedado ninguna bolsa…
  • ¡Pues quienes lo van a lamentar son ustedes!, ¡del avión no me bajo hasta que no aparezca mi bolsa así que ya pueden buscar por donde sea!

Había sido un día largo y lo que menos nos apetecía era esperar a que la Guardia Civil viniera a resolver este caso. Por suerte, siempre teníamos alguna compañera que aprovechaba que algún amigo TCP trabajaba en el stand de la compañía aérea en la que estuviera volando y nos traía todo tipo de cosas que las aerolíneas daban en sus stands, y es que no hay nada mejor para nosotros y también muchos pasajeros que pasearte con un lanyard colgado a tu cuello con el logo de una de las mejores aerolíneas o tomarte el primer café del día en esa taza que tanto te gusta y tan buenos recuerdos te trae de tu último viaje en avión, así que muy a nuestro pesar mi compañera y yo abrimos nuestros bolsos y comenzamos a hacer un recopilatorio de aquellos regalos publicitarios que nos había traído nuestra compañera para ver si así lográbamos que los dos pasajeros abandonaran el avión.

  • Perdonen, hemos vuelto a mirar y sus bolsas no aparecen… Si que les podemos ofrecer esta bolsa con dos maquetas del avión, nuestra revista, bolígrafos, mantas, almohadas…

No sabemos si fue aquella manta tan grande y suave o la mochila para niños llena de pasatiempos que sin decirnos nada más lo cogieron y abandonaron el avión como si nada hubiera pasado. Lo que si tuvimos claro es que aquella vez les importó más aquellos regalos promocionales que hubieran sido multados por no querer abandonar el avión.

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