Hoy vengo a hablaros del miedo a volar.
El otro día mientras estaba en casa de un amigo, llegó su madre, y como casi siempre en estos casos, salió el tema de “la azafata” (un tema muy recurrente cuando te acaban de presentar a una madre)
- Mamá, te presento a mi amiga. Es azafata.
- ¿Ah si? ¿De vuelo?
Yo, que me esperaba el típico “que guay, ganaras una pasta, conocerás todo el mundo…” me ví sorprendida por un “uff no sé cómo puedes”.
- A mi los aviones me dan cosilla…
- ¿Si? ¿y eso? A ver, ¿qué es lo que te da miedo?
- Uy, pues las turbulencias…
- Pues no tengas miedo. Las turbulencias son muy escandalosas porque, si son severas, las cosas se caen, la gente llora, grita, están asustados…pero realmente no pasa nada. Te voy a contar una historia que me pasó con un viajero en un vuelo turbulento:
“Fue un viaje bastante movidito, en el que un viajero alemán estaba totalmente aterrorizado. Me senté con él para intentar tranquilizarle. Y bueno, ahí estaba yo con mi precario alemán, intentando dar una explicación técnica sobre las turbulencias, el rollo de la sustentación…
El hombre me miraba con cara de pánico.