¿Cuántas veces lo habéis visto? Estáis embarcando tan tranquilamente y de repente empieza a salir un humo blanco por todas las rejillas de los aireadores. La cara de los pasajeros es todo un poema, sobre todo de aquellos que no están acostumbrados a volar a menudo.
La verdad, impresiona.
De hecho a mí misma me impresionó hace algo más de medio mes cuando tuve que volar como pasajera un MAD-MIA (Madrid- Miami). Cuando trabajas como tcp, todas éstas cosas son tu día a día y al final pierdes la noción de lo que puede impresionar a un pasajero porque para ti es algo rutinario.
Bueno, para los que todavía no lo hayáis vivido…no se me preocupen ustedes, que no pasa nada. El humo blanco que veis en el avión, no es otra cosa más que el vapor de agua del aire acondicionado. Es algo totalmente normal cuando se pone el marcha el sistema y de hecho hay un anuncio al pasaje para esto; lo que ocurre es que la tripulación, muchas veces por la presión de embarque puede olvidarse de darlo. El anuncio (que sé que os gusta) es el siguiente:
“Señores pasajeros, les informamos que el humo que está apareciendo en la cabina es vapor de agua perfectamente normal, procedente del sistema de aire acondicionado y en unos minutos desaparecerá”
Humo blanco en el avión
Todavía recuerdo aquel embarque en Málaga, un día cualquiera del mes de Agosto.
No había finger y mientras los pasajeros llegaban en la jardinera, nosotros nos resguardábamos de aquel calor del averno dentro de nuestra nevera-avión. El aire acondicionado había hecho su efecto y nos sentíamos más contentos que un pingüino chupando polos.
Los pasajeros salieron del autobús y subían sudando la gota gorda, cargando con sus “maletitas” de mano bajo aquel sol aplastante de primera hora de la tarde.
El primero era un señor entrañable, algo regordete y calvo pero con aire de pasajero dandy, que subía haciendo chistes mientras se paraba en cada peldaño para respirar.
Pero los chistes se le acabaron pronto.
Cuando subió el último escalón, atisbó el galley de la entrada y todo el humo blanco del avión y contra todo pronóstico se dio media vuelta y empezó a gritar “¡Fuegoooo!, ¡Fuegooo, correeed!”
En cuestión de segundos, todos los pasajeros que estaban en la escalera huían despavoridos y se desperdigaban por la pista mientras gritaban como posesos a los que aún estaban en la jardinera “¡El avión se quemaaaaa! ¡Fuegooo, socorro! ¡El avión se está quemando!”
Yo estaba anonadada. Habíamos pasado de escuchar chistes andaluces, a presenciar una auténtica estampida en cuestión de… ¿10 segundos?
Mi compañero se enfundó su chaleco amarillo reflectante y bajó corriendo a calmar al pasaje. Unos no entendían nada de lo que gritaban los otros; 5 señores corrían por la pista hacia la terminal y un coche señalero los interceptó a pocos metros del avión. El señor regordete, le gritaba al conductor que diera la vuelta. Estaba hiperventilando y su cara sonrojada había bajado varios tonos de repente…
En fin, un show…
Nos costó un buen rato al comandante y a mis compañeros, convencer a este señor y al resto de los pasajeros de que aquel humo blanco del avión no era otra cosa más que la condensación del agua en el sistema de aire acondicionado.
Así que ya sabéis, si un día entráis en el avión y veis humo blanco, no os asustéis…y sobre todo, no huyáis despavoridos.
Si es humo negro ¡corred! y si no, preguntádle a los protas de Lost o a los perjudicados del volcán Eyjafjallajökull…
¡Buen fin de semana y buenos vuelos a todos!
Foto de Suzy Hazelwood en Pexels