Home Mi experiencia trabajando como TCP Azafatas con tiempo libre que se convierten en turistas. Primera Parte

Azafatas con tiempo libre que se convierten en turistas. Primera Parte

by lucyintheclouds

Lo prometido es deuda, así que hoy os voy a contar la aventura que os adelantaba en el post “Qué lleva una azafata en la maleta”. Otra de mis aventuras y desventuras por el mundo adelante.

Recuerdo que llegué a casa después de un día agotador. Tenía una imaginaria y no sé por qué pensé (ingenua de mí) que podría librarme de salir a volar y quedarme de guardia en casa, viendo cualquier tontería en la televisión.
Tenía pensado pasar un día casero con un buen baño, la mascarilla, la manicura, planchar la tonelada de ropa que llevaba 1 semana acumulada en la cesta…todas esas cosas que había ido dejando acumuladas para un momento de respiro.
Pero sobre todo, había dejado ese día para preparar la maleta para la línea de 3 días que comenzaba a día siguiente.
Fail.
No se puede dejar todo para un día de imaginaria, porque tienes el 99% de posibilidades de que te pase lo mismo que me pasó a mí:

El teléfono había había sonado aquella mañana a las 4.55

  • ¿Diga?
  • Hola Lucía, tienes que salir a volar. Te hemos programado línea porque una compañera se ha dado de baja.
  • Oooouch! ¿A qué hora firmo?
  • En una hora. A las 5:00
  • ¿Y a qué hora acabo? Mañana empiezo línea de 2 noches fuera de casa…
  • A las 15:30
  • Ok, me visto y me voy al aeropuerto.
  • Gracias. Adios, buen día.
  • (oh-si-gracias-buen-día-para-ti-también.)

Línea aterradora. Todo el maldito día volando islas: Valencia-Ibiza-Valencia-Menorca-Valencia-Palma-Madrid-Valencia.

Cuando volví a casa sólo podía pensar el dormir así que me fui derechita a la cama y dormí unas 5 horas seguidas. Me desperté para cenar y entre bocado y bocado de mi sandwich me acordé de que tenía la maleta sin hacer para el día siguiente: Pues ya si eso la hago mañana cuando me despierte, que ahora soy incapaz.
Craso error, queridos.

A la mañana siguiente, con el tiempo justo, abrí la maleta y lancé, literalmente, una par de camisetas, ropa interior, el bikini y fui corriendo a planchar los dos vestiditos y la falda del uniforme.
Pero claro… entre el sueño que tenía y lo embobada que me quedé mirando la tele (me imagino que a esas horas el Teletienda o similar), planché la falda y mi barriga.
Me dejé todo el lateral de la plancha marcada a fuego. Grité. Grité a dolor.
Pero no había tiempo para mucho más, así que me eché algo que parecía crema para quemaduras, cogí mi maleta, me puse la falda y salí pitando.

La línea era apetecible. Volaba con Lore, una buena amiga y la primera noche dormíamos en Marsella; la segunda en Niza
Además, como algo excepcional, teníamos tiempo libre en las dos ciudades.

El primer día pasó sin pena ni gloria. La quemadura molestaba bastante con el roce de la falda, el calor, el carro… pero todo pintaba mejor cuando llegamos al hotel de Marsella a las 12 de la mañana. Libres hasta las 10 del día siguiente.

  • Luci ¿qué hacemos? ¿nos vamos al centro de Marsella?
  • Pffff…es que es taaaan feo… ¿nos vamos a algún pueblecito de la Provenza?
  • ¿Y cómo vamos?
  • Pues así, a lo loco…nos cambiamos de ropa y buscamos un bus en el aeropuerto que nos lleve a…a…no sé ¿le preguntamos al recepcionista?
  • Sí, pregunta!
  • Esquiusmi, canllu plis telas a gud pleis to visit? We´re looking for a typical provencal village.
  • Oh, oui! Je vous recommande…
  • No, no, in english please
  • Oh, soguí…aim on trueining!
  • ¿Qué dice?
  • Que está en prácticas.
  • Ok, so…
  • You can visit Aix-en-Provence. Just take the bus number 4 at the stop outside the terminal 1. We´ve got a shuttle service to the airport. Aix-en-Provence is just 50 km away from here.
  • Ok. Merci.
  • Lore, nos cambiamos y nos vemos aquí en 45 minutos.

Y cuando salí de la ducha, pasaron dos cosas:

  1. En mi maleta solo había ropa interior, un neceser, medias de repuesto y dos camisetas de verano. Nada más.
    ¿Y yo ahora que me pongo? ¡Me he dejado los vestidos en la tabla de la plancha!
  2. ¡La plancha! ¿La habré apagado? No sé si la he pagado. ¿Y si no la he apagado qué? ¿Estará mi casa ardiendo?

Después de hacer alguna llamada y asegurarme de que la plancha estaba apagada, llamé a Lorena para decirle que no tenía ropa.

  • ¿Cómo que no tienes ropa?
  • No. Me olvidé de los vestidos, los zapatos, la chaqueta…solo tengo camisetas
  • Pues yo que sé…ponte la falda del uniforme con una camiseta y yo te dejo unos zapatos…espera, voy a mirar cuáles he traído.
  • (medio minuto después)
  • No te lo vas a creer pero yo también me he olvidado los zapatos.
  • ¿Qué?!! Pues vamos con los del uniforme.

Allá nos fuimos. Sin tener ni puñetera idea de francés.
Yo vestida con una falda azul azafata, una camiseta sin mangas de color amarillo, y zapatos sin tacón del uniforme.
Ella, falda vaquera, camiseta y zapatos de tacón del uniforme.
Perlas de la moda.

¿Sabéis esos días en los que tienes la risa floja y te pasas horas riendo por tonterías? A veces no consigo ese efecto ni con una copilla…
Bueno, pues ese día Lorena y yo parecíamos 2 sacos de la risa. Bromeamos los 50 kilómetros sobre la posibilidad de no saber volver al hotel (no había iphone, ni internet en los móviles…ni teníamos planos, ni hablábamos francés y los franceses tampoco tenían mucha intención de hablar inglés).
En nuestro delirio, nos fijamos en que pasábamos por delante de una especie de estación de radio. Algo que ponía “gare”, así que pensamos que “gare” sería clave por si nos perdíamos y teníamos que dar explicaciones.

Llegamos a aquella villa universitaria y nos pareció preciosa.
Nos dimos cuenta de que la gente local nos miraba “raro”. Miraba para nuestros pies, para mi falda…miraban para nosotras, y volvían a mirar para los pies.
Absortas en nuestro momento provenzal, comimos gofres con nata y chocolate, visitamos la zona antigua y nos dió tiempo a recorrer un mercadillo de artesanía que habían montado en una placita en medio del pueblo.
Lorena compró una botella de J&B muy original. Calentándola a fuego, un artesano había estirado el cuello de la botella y parecía mucho más grande. La compró para su hermano, que unos días después estaría de cumple.

Yo, a lo práctico como siempre, me compré una pintura hecha al óleo sobre un lienzo de unos 70cm de largo. Ya pensaría cómo lo llevaba en el avión, pero aquella pintura tenía que ser mía. Que no me valía a mi una figurita de madera, un molinillo de papel o unas flores secas. No, oiga. Yo con mi lienzo.

  • ¿A qué hora sale el último bus hacia el aeropuerto, Lore?
  • A Marsella, el último creo que era a las 19. Al aeropuerto a las 19.15
  • Vale. Oye, me gusta tu botella!
  • Gracias, seguro que a mi hermano le mola.
  • Por cierto, ¿Qué hora es?
  • Las 19.10
  • Ah, vale.

3 Segundos de silencio sepulcral. Mirada contra mirada. Cara de susto. Palideciendo. Mi párpado comenzó a temblar como cuando me dá ese tic nervioso.
No hubo palabras entre nosotras. Nos echamos a correr como posesas.

A Lore se le quedó un zapato enganchado en la carretera, mientras la gente que nos cruzábamos nos miraban con cara de póker.
Sin saber por qué, viendo cómo Lorena se calzaba de nuevo su zapato, me puse a gritar ¡GARE GARE! como si no hubiera un mañana.
La gente se apartaba de nosotras. Lorena tuvo un ataque de risa nerviosa mientras gritaba conmigo ¡GARE!! ¡LA GARE! ¡AEROPORT!
No entendía por qué la gente se apartaba con cara de susto cuando yo les gritaba ¡GARE! que en mi mente quería decir “No hablamos francés. Sería tan amable de decirnos cómo llegar a la estación de autobuses para tomar el último bus que sale en 5 minutos y que nos llevará a nuestro hotel del aeropuerto, por favor, buena mujer?”
Pero tuve la mala idea de girarme para ver por dónde venía Lorena. Y allí lo ví claro: 2 locas españolas con los mismos zapatos corte salón en azul marino, azul cielo y rojo.
Una con una botella de J&B en la mano gritando como una histérica; otra con una falda azul y botones dorados, camisetilla amarillo flúor, arrastrando un lienzo y gritando a la otra.
Me dió la risa a mi también. Cuanto más reíamos, más lento corríamos.

No sé cómo, pero llegamos a la estación y pudimos subirnos a aquel último bus de vuelta al aeropuerto.

  • Te tiembla el ojo
  • Ya lo sé.
  • Mañana dormimos en Niza
  • ¿Vamos a hacer turismo?
  • Pues claro…

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15 comments

Maitane noviembre 23, 2011 - 22:05

jajaja me encanta!!!

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Nuria noviembre 23, 2011 - 22:55

LMAO

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Sofia noviembre 24, 2011 - 05:49

Esas experiencias inolvidables entre amigas! Qué divertido Lucy 🙂 Saludos y a la espera por la parte 2!

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Alex noviembre 24, 2011 - 09:24

Impresionante relato 😀

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Gio noviembre 24, 2011 - 16:33

Cada dia va a mejor, jajaja que buena la historia!

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lili noviembre 25, 2011 - 00:35

jajajjaajaa ay lucy estas anecdotas.. pero no entiendo porque te miraban mal los italianos.. era tu moda española muy original.. improvisaDA pero original.. jejjee de suerte llegaron a tiempo!

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Hugo Sandoval noviembre 26, 2011 - 22:27

Lucy, estoy seguro que muchas veces piensas que tu vida no habría sido igual si no hubieras sido azafata…. ¿verdad? Anécdotas como esta te hacen ser más persona :), espero con ansia la segunda parte!!

Acabo de ver el primer episodio de Pan Am y la verdad es que me ha gustado mucho!! Espero que no la cancelen y poder seguirla…

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dafy noviembre 28, 2011 - 06:47

jaja la locura total, me encanta 😀

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nuria noviembre 28, 2011 - 22:31

jajajaja lo que me he podido reir. resulta que vivo en Aix en Provence desde hace dos años y medio y me ha hecho ilusion leer el paseo de güiri total que os disteis por aqui, a esta ciudad la llaman el barrio pijo de Paris, asi que ya sabemos por qué os miraban con cara de poker al ir con esas pintas jejejej muy bueno,. saludos!

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Merylou
Merylou noviembre 28, 2011 - 22:34

😉
Saludos Nuria!

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Noa noviembre 30, 2011 - 15:54

Jajajajajaja!!! Tremenda anécdota 🙂 Aqui te dejo otra explicacion de por qué se apartaban con cara de susto los que estaban a vuestro alrededor: Gare tambien significa cuidado!!! como grito de advertencia a alguien. Si a eso le sumas las pintas que llevabais no puedo imaginarme las caras de los demas, jajajajajja!!

Un saludo y enhorabuena por el blog. Uno de mis favoritos 😉

P.D. Perdon por los acentos, pero estoy escribiendo en teclado francés y solo puedo acentuar la e xD

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Merylou
Merylou diciembre 4, 2011 - 14:06

No!! ¿En serio? Ay, ay…ahora entiendo por qué se apartaban todos!
Gracias por el detalle! Un saludo!

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Luisaa diciembre 6, 2011 - 03:38

jajaajaja me he reido bastante con esa anécdota, ahora entiendo la importancia de hablar idiomas.

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Azafatas con tiempo libre que se convierten en turistas. Segunda Parte: Disco night en Niza. | Diario de una ex-azafata de vuelo diciembre 9, 2011 - 17:11

[…] Continuación de post “Azafatas con tiempo libre que se convierten en turistas. Primera Parte: Marsella” […]

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Sidhe enero 25, 2012 - 12:42

Qué bueno jajajaj
Suerte que no hubo el momento “rotura de tacón”.

Saludetes!

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